lunes, 21 de abril de 2008

placer y escritura y el mercado

Y el placer, para mí, de hacer de la mirada pretendidamente neutra del reportero un ojo caprichoso. Esconderse en un cruce: deslizarse más acá del periodismo, más allá de la literatura, para ocupar un lugar sin espacio: escribir crónicas”.

Caparrós 1992 en Larga distancia.


En ese cruce, mas acá de lo periodístico y más allá de lo literario, ahí donde queda un hueco, “un lugar sin espacio” es donde el cronista debe actuar, producir. Según María Moreno la crónica exige una investigación previa y un compromiso por el tema. La fuerza de lo producido se da en la manera en que se escribe y no tanto en la denuncia que puede llegar a mostrar. Escribir crónicas es “mirar con nuevos ojos”, es una manera de aumentar la “comprensión y el conocimiento porque hace visible lo invisible”.

El cronista, como todo escritor desea vivir de la que mejor hace, entonces aparte de tener en cuenta de que su producción debe ser remunerada, debe buscar la manera de articular su placer con las reglas de juego del mercado “libre” y encontrar un sponsor a su “ojo caprichoso”. Se trata de generar gestos políticos para sobrevivir en tiempos en que la crónica esta resurgiendo.

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